Annna

"He necesitado dejar vivir a alguien en mi lugar, que me lea, para que mi existencia me resulte, por fin, sensible."(Françoise Sagan, escriptora)

23 de setembre 2006

Multiestima? (o 2a dosis de Annalgesia)

Si os soy sincera, no estoy acostumbrada en estar tan bien... y me extraña. Si aún tuviese un motivo, pero... bueno, todos tenemos motivos de los que siempre nos remarcan cuando padecemos por tonterías, pero también todos sabemos distinguirlos de los verdaderos motivos, de los que nos mueven. Y yo actualmente no tengo un motivo para estar tan bien y sin embargo...Siempre me han encantado los sábados por la mañana porque es cuando realmente se estrenan los fines de semana, cuando se comienza en tener tiempo para un mismo y aún no nos hemos dado cuenta de que en realidad, en las próximas horas, comenzaremos a perderlo y llegaremos a lunes pensando "lo haré el fin de semana que viene, sin falta" jajaj.Ha sido una semana horrible de trabajo y estrés: salgo del trabajo destrozada y me queda una hora de camino a la facultad, que implica llegar tarde sistemáticamente a clase e ir perdida en todas las asignaturas, que he matriculado porque iría bien que acabase el primer ciclo este año...Pero en ningún momento de ésta horrible semana he dejado de sentirme bien por dentro, de ser una especie de cómplice de mí misma por el hecho de guardar en las profundidades de mi pensamiento la sensación de estar viviendo algo extraño, pero infinitamente bueno.Sólo se me ocurre una teoría, o más bien una interpretación: Por primera vez en la vida, no me importa estar sola, no tener pareja. A la vez, y también por primera vez, me siento como si estuviese profundamente enamorada... y no siento nada por nadie, ni tan siquiera hay alguien que simplemente me atraiga... No lo entiendo... Queda fatal y ahora pareceré un anuncio de compresas, pero a veces me siento como si estuviese enamorada de la vida... estoy fatal, verdad?Me preocupo de los compañeros del autobús, sonrío a la yaya del carro de la compra, como aprobando que haya cambiado el chándal de colores inconexos por ropa bonita. Pienso que se está transformando, como yo.Procuro tener siempre un diálogo cariñoso con el hombre del quiosco de Sant Feliu, que abre muy temprano y, aun así, es capaz de ser amable y de mirarme con buenos ojos.De golpe me da por intentar calmar a los alumnos de la última formación en su primer día de trabajo, como si fuera su madre... No entiendo nada... pero me gusta.